La frase



“Tan real como una fragancia”.
Jorge Drexler, Eco.



jueves, diciembre 23

Conversaciones cotidianas

Las siguientes son dos conversaciones reales a las cuales no les ha añadido o suprimido nada. De verdad sucedieron y sucedieron así.


1: San Diego es horrible. Entrar a ese parqueadero es lo peor que existe.

2: No me insulte a San Diego que ahí venden buenas cosas.

1: No mamá, no diga eso. Eso se está volviendo un centro comercial de guascas.

3: Los otros centros comerciales de Medellín también se están llenando de guascas. Ese como que es el nuevo divertimento del pueblo. El otro día que fui a ese nuevo, Santafé, me quedé impresionado. No vi a nadie que fuera como uno.

1: Eso está pasando, de verdad.

3: No, no, no, no. Todo el popular está yendo a los centros comerciales. Ellos se deberían quedar en sus comunas más bien. De verdad que no había nadie como uno.


°°°


1: En estos días me pasó una cosa horrible. Pasé por una casa y me olió a comida de pobre, maluquísimo.

2: ¿Cómo así que a comida de pobre? ¿A qué huele eso pues?

1: ¿Nunca ha olido eso? Es horrible. Como que compran la lengua, el estómago o no sé qué del cerdo o de la res y aparte de todo lo cocinan. Entonces eso empieza a oler muy maluco. Fo, es horrible.

3: Sí, yo también reconozco ese olor. Es tremendo. Ahora el olor a pobre, ¡ES PEOR!

2: ¿Cómo vas a decir eso? Cuando vaya a tocar la puerta a San Pedro, su Jesús dará la orden expresa de que usted no puede pasar por estos comentarios tan elitistas.

3: No. Jesús sabe que no son elitistas, es la verdad, cruel, pero verdad al fin y al cabo.

2: Jajajaja siga con eso y verá que su Jesús no la recibe.

3: Claro que me recibe. Él sabe que lo que yo digo es verdad porque a él le tocó muy duro y él también reconoce el olor a pobre y a comida de pobre.

lunes, septiembre 20

Absence Basium

Para mi periesplenitis crónica.
El generador de este escrito.

Yo sabía que te iba a matar. Desde que te vi en la sala de urgencias, sabía que no tenías posibilidades. Pero claro, intenté salvarte y mirá cómo terminé.

En las clases siempre me hablaban de qué hacer cuando llegara un paciente como vos pero yo me preocupaba por otras cosas. Siempre creí que si fueras a llegar a una sala de urgencias, dejaría que un buen amigo mío te atendiera.

Todos los días te contaba lo que aprendíamos en clase: los carbohidratos, el ciclo de la úrea, la velocidad de filtración glomerular, el eje hipotálomo-hipófisis, los diferentes tipos de sutura, los primeros auxilios... la reanimación. Nunca me imaginé que tuviera que practicarte algo así.

Recuerdo las noches en las que yo llegaba y me preguntabas cómo me había ido. Siempre querías que te contara alguna historia que te hiciera llorar, porque vos eras así, tenías una lágrima para todo y eso me gustaba.

Te conté de mi primer paciente y de los nervios que tuve esa 'primera vez'. Hasta me enredé con lo que vos llamás "estetoscopio". ¿Te acordás de esa vez que te expliqué que el estetoscopio tenía dos volúmenes para oír cosas distintas? A vos siempre te gustaba que te explicara las cosas con palabras comunes: volúmenes, estetoscopios y células mafiosas que mataban a otras para hablarte de P53.

Pero nunca fui capaz de hablarte en palabras comunes para decirte lo mal que te vi en esa sala de urgencias. Parecía que te faltara el aire, como si sufrieras de disnea, y que estuvieras en otro mundo. Me mirabas y yo no era capaz ni de responder a eso. No fui capaz de mirarte, de acercarme a ti y de hablarte para explicarte qué te pasaba.

Ese día nunca se me va a olvidar. Intenté calmarte pero era casi imposible porque yo estaba más deseperado que vos al verte en esa camilla a punto de entrar al cirujano. No te podía levantar, no podía llevarte a nuestra casa. Empecé a decirte que tenías la nariz tan grande como la foto de un señor que estaba arriba tuyo. Y vos te volteaste y quedaste exacta, con la nariz del narizón. Al menos te pude sacar una sonrisa.

Me sentía tan impotente al verte en ese estado porque en la Facultad nunca me dijeron qué hacer con un paciente como vos. Me enseñaron a tratar un herido de bala, una persona con esclerosis múltiple, con encefalopatía hepática, con lo que fuera, pero lo que vos tenías no estaba en los libros.

Me puse a investigar como lo hago con los pacientes que más me inquietan. Pero con vos era distinto porque vos más que mi paciente eras mía. Yo no te podía dejar morir, no te podía dejar en esa sala de urgencias esperando a que yo llegara con la cura.

Luego de muchos días sin noches encontré que padecías de Absence Basium. Intenté explicarte de todas las maneras en qué consistía tu enfermedad pero no encontraba las palabras comunes para hacerlo. Era algo díficil de entender.

Recuerdo que te decía que Absence Basium era del latín pero no podía traducírtelo al español.

El cirujano me dijo que ya era hora, que tenías que entrar. Yo no te quería dejar ir, no quería que otra persona que no fuera yo te tocara y menos con un bisturí. Pero los profesores y colegas me impidieron que te intentara salvar dizque porque había 'conexión sentimental'. Ellos ni siquiera sabían que nosotros ya habíamos traspasado eso hace mucho tiempo.

Ellos insistían en que te dejara pero yo tenía que explicarte de qué te ibas a morir, aunque nunca te dijera que te ibas a morir. Intenté traducírtelo de mil maneras: te hablé de sensaciones que se traspasan, de mariposas en el estómago, de que la solución era ser uno solo. Y vos no entendías. Te seguía hablando pero vos te perdías cada vez más como si estuvieras a punto de perder el sentido.

Ellos te querían llevar pero yo sabía que si entrabas allá no ibas a salir bien. Sólo me quedó una manera de explicarte cuál era la cura y fue ahí que te besé, estando en esa camilla y utilizando al señor narizón como excusa para que giraras hacia mí. Luego de eso fuiste vos la que me dijiste que Absence Basium significaba ausencia de beso y fue ahí que te dije que estabas en el peor grado de todos.

Yo sabía que te iba a matar. Desde que te vi en la sala de urgencias, sabía que no tenías posibilidades. Pero claro, intenté salvarte y mirá cómo terminé. Terminé siendo la cura para tu Absence Basium. Cambié lo que vos eras con la ayuda de una imagen de un señor narizón y mirá como terminamos, vos queriéndome y yo necesitándote.

miércoles, agosto 11

Encefalopatía hepática

El hígado produce moléculas y las envía a los otros órganos, para que ellos las vuelvan energía. Los músculos son unos de los receptores. Sin energía suficiente, las piernas no son capaces de subir escaleras y los brazos no levantan ni su propio peso.

El cerebro, otro de los receptores, está compuesto por neuronas, que son las que dan órdenes, como recordar. Recordar es otra de las órdenes que se pierden cuando ellas (las neuronas) no tienen energía. Sin energía, se borran todos los recuerdos: la familia, los amigos, las historias, los cuentos, las costumbres, la rutina del día a día... literalmente todo, menos el recuerdo de la hija, que fue el único que se guardó en un lugar más allá de la memoria.

Cuando más neuronas, a parte de las de los recuerdos, dejan de funcionar PUF, el cerebro se funde, como un apagón en la ciudad. El cerebro fundido no puede enviar órdenes al corazón para que se mueva. Si el corazón no se mueve, la sangre deja de circular. Si la sangre deja de circular, ya no hay nada que hacer.

Es así como se muere tu ser más querido de encefalopatía hepática.

domingo, agosto 8

Silletas y silleteros: Tradición de flores


"¿Usted es de los Calle de dónde?". Típica pregunta de abuelita. Esa respuesta no me la sé pero sí sé que los Atehortúa, los Hincapié, los Londoño y los Grisales son de Santa Elena y son las familias más emblemáticas del Desfile de Silleteros.

Cuando era pequeña, me gustaban más las silletas que tenían dibujos, relieves y que parecían un libro para pintar ya coloreado. Nunca entendí que mi mamá disfrutara más con las silletas que tenían ramos y ramos pero ningún dibujo. Para mí, eran sólo flores puestas en cualquier lugar sin motivo alguno. Si no había dibujos, no me interesaban. Esas silletas tradicionales y monumentales eran las que más me aburrían con esa cantidad de ramos puestos al azar.

Casi diez años después entiendo el gusto de mi mamá, de mi abuela y de mis tías y, extrañamente, lo comparto. Gladiolos, orquídeas, margaritas, girasoles, violetas, rosas y tantas flores más hacen de esas categorías las más impactantes. No son flores puestas al azar sino calculadamente ordenadas para que el amarillo, el morado, el rojo, el blanco, el verde y hasta el azul se puedan combinar con "armonía", como dicen los locutores del 53° Desfile de Silleteros.

Las silletas se hacen en Santa Elena, un corregimiento del Valle del Aburrá. La tradición nació porque los adultos de ese lugar bajaban a la famosa Plaza de Flores, más conocida como placita, a ofrecer el producto que ellos mismos sembraban y recolectaban.

La silleta era la mejor manera de trasportar tantos ramos de flores sin tener que hacer más de un viaje. No importaba si todo pesaba 100 kilos, lo importante era llegar con las flores buenas y frescas.

Hoy los medios de transporte facilitan la venta de este producto. Sin embargo, las silletas se convirtieron en una tradición. Los abuelos y padres que siempre han participado en el Desfile de Silleteros le enseñan a la nueva generación cómo hacer las silletas y a recibir a quienes entren en sus casas para verlas. Luego, les dicen las tácticas para cargar tanto peso durante aproximadamente 30 cuadras. Después, viene la experiencia de cargar una silleta de hasta 2,5 m, a las 3 de la tarde, mientras los termómetros marcan 33 grados centígrados. La última lección es que pese al esfuerzo, no siempre estarán en los primeros puestos, así su silleta sea completamente hermosa, como las de este año.

No sé cómo hacen para cargar tanto peso durante tanto tiempo y con ese calor insoportable que caracteriza a Medellín. Discovery debería tener un programa que contara los secretos de cargar silletas, pero no lo tiene. Por eso, seguiré viendo el desfile que a tantos les parece una estupidez por el simple hecho de ser tradicional. La tradición no es tonta por el hecho de ser de masas, tonto es quien se deja cegar por ella y cae en regionalismos. Tonto es el que no sabe aceptar de dónde viene y quisiera haber tenido otra 'cultura'. Ésta es una tradición estéticamente bonita que vale la pena ver de vez en vez.

miércoles, julio 28

El 'tráfico' del gobierno



""Al parecer, esos bandidos del M -19 fueron pagados por la mafia para entrar y asesinar a los jueces, todo por los casos de extradición". Alguien más pregunta si he oído esa versión, añadiendo que "Eso suena muy probable". Sí, dije, claro que la he oído. Por supuesto. Es La Versión Oficial".

Éste es un párrafo tomado del libro "The Palace of Justice" escrito por la periodista colombo - irlandesa Ana Carrigan.

En 1985, cuando ocurrió la toma del Palacio de Justicia, Carrigan estaba en Colombia reportando el hecho para el periódico The New York Times. Estuvo en esas hasta 1986, cuando tuvo que irse a responderle a sus jefes. En 1991 volvió al país para investigar e intentar encontrar la verdad del Palacio de Justicia. Con la información que consiguió, escribió "The Palace of Justice".

En ese mismo libro dice que no pudo hablar con los periodistas colombianos que más investigaron el hecho, porque todos estaban exiliados, huyendo de las Fuerzas Militares colombianas y de los juzgados estadounidenses.

No sé si sea la costumbre de leer artículos inofensivos lo que me hace pensar de esta forma, pero apenas leí ese párrafo que habla de la versión oficial pensé que si trabajara en Colombia estaría acompañando a los periodistas exiliados. Este pensamiento se convirtió en absoluta seguridad cuando leí la palabra 'peddle' para referirse a lo que ha hecho el gobierno con la versión oficial. Los significados de 'peddle' son 'traficar' o 'vender puerta a puerta'.

Con ese sólo verbo, se hubiera ganado un tiquete a una fosa común o la obligación de irse a otro país. Para su fortuna, el gobierno colombiano sólo revisa los artículos y los libros escritos en español.

"Of course. It's The Official Story. The one peddled by the government, the army, the American Embassy and the State Department from the first moment after the battle to retake the great building from the guerrillas ended".

martes, julio 20

Verbos de un pronombre

Ir, aller, go, go away, andando.

Verbos del viajero
Imaginar, buscar, esperar, estresar, lograr, parar, pensar, irse, viajar.
Disfrutar, fotografiar, conocer, sentir, asombrar, acoplar, simplificar, extrañar, querer... llegar.
Llegar, mirar, gritar, llorar, abrazar, comer, dormir, salir, gozar.
Contar, mostrar, oír y sentirse en casa.

Verbos del amigo del viajero
Mirar, oír, ayudar, buscar, hablar, abrazar, despedir.
Escribir, añorar, recibir, envidiar, despreocupar, esperar, extrañar, extrañar, extrañar.
Ir, recibir, felicitar, abrazar, llorar, comer, salir, reír, llorar de nuevo y dormir en otra casa.

Después de todo no hay mucha diferencia.