Los personajes de los cuentos suelen tener las mismas características: insomnio, vivencias que los hacen beber o fumar hasta perder la conciencia, una gran pena, algo por superar y siempre tienen una pena de amor; ya sea porque no se conseguió a ese ser querido, porque se fue o porque nunca llegó.
Jorge, a diferencia de los personajes de la mayoría de cuentos, no tiene un aire de bohemia ni tristeza.
Él se levanta todos los días y va a su oficina a trabajar en su exitoso empleo. Ser abogado fue una de sus mejores decisiones, no más por el entusiasmo que por la plata. A las siete de la mañana se despide de su espectacular esposa y les da un beso a sus dos hermosos hijos, quienes aún estudian en el Colegio San Ignacio. Sale de su casa propia y se va en su Megan para el trabajo.
A eso de las siete de la noche, sale del bureau para su casa. Al llegar, se sienta a la mesa con su espectacular esposa y sus dos hermosos hijos.
No trasnocha, no tiene penas de amor, no bebe más que el whiskey diario y no fuma por el olor que deja el cigarrillo impregnado en toda la ropa. Jorge no ha tenido que sufrir en exceso, no tuvo una madre alcohólica, un padre desaparecido o un hermano en la cárcel. Él lleva su vida de una manera normal, dentro de todo lo que puede significar esta palabra.
Perfectamente podría ser retratado en un escrito. Sin embargo, Jorge no es un personaje de cuento porque resulta que quienes escriben los cuentos no se interesan por la vida "normal". Siempre tiene que haber muertos, sangre, dolor. Siempre se tiene que buscar animar las sensaciones del espectador, y eso se logra con violencia o sexo.
Hay unos que cuentan el cuento sin necesidad de estos dos ingredientes. La manera en la que lo hacen es refugiarse en la vida bohemia y contar historias como las ya descritas (insomnio, alcohol, pena de amor, soledad).
Por eso, Jorge no podrá protagonizar ningún cuento con el que se gane algún premio o alguna conmemoración o simplemente algunos comentarios. Por esa razón, ni Jorge ni nadie que se parezca a él, será retratado en una película, en una novela, en un escrito o en cualquier otra cosa. Simplemente porque eso aburre a la gente, como ustedes se aburrieron con esta entrada.
Pero, ¿acaso no se han preguntado quienes escriben que lo "anormal" del cuento puede volverse monótono? Valiente gracia creer que uno se sale de la línea cuando está caminando por la misma raya de siempre, por la raya de lo "no normal".
3 comentarios:
No estoy muy de acuerdo, Claire. Me parece que lo más normal es tener un hermano en la cárcel, una mamá alcohólica, un papá en los Estados Unidos. Y me parece que lo más normal es escribir sobre eso y buena parte de lo que llamamos "literatura universal" se ha dedicado al tema de la vida común, cotidiana.
¿Qué te dijera yo? Que te lo diga Janis Joplin desde su perspectiva: "A la audiencia le gusta que sus cantantes de Blues sean miserables". Creo que lo mismo aplica para las letras y para el escritor. Ya es un cliché que el escritor sufra y se latigue y se mate despues. Pero lo que pasa, creo yo, es que ese es el papel del mismo, utilizar el don y el latigo que dios le dio, vivir a extremos, desde el goce excesivo hasta la tristeza suicida. Repito, es mi perspectiva, pero estoy con don Gabo cuando afirma que "todo gran escritor es exagerado". Saluditos saludones.
Tengo un problema con los términos "normal" y "anormal". ¿La heterosexualidad es normal o anormal? ¿Y la homosexualidad? Sólo por dar un ejemplo.
Creo que se aplica más decir lo "común" y lo "poco común".
Las características que das son sólo de los personajes de cuentos de la escuela negra, del tipo detectivesco. Hay muchísimos cuentos en los que el protagosnita no sufre de insomnio, no fuma ni bebe, no tiene una gran pena, nada por superar e incluso no sufre por amor.
El grueso de los cuentos de Fontanarrosa son sobre gente común y corriente.
Cualquier personaje sirve para un cuento, haciendo una salvedad: un personaje aburrido dará un cuento aburrido.
No creo que nadie piense en "salirse de la línea" cuando escribe, escribir pensando en cualquier raya es imposible, escribir con un propósito -al menos un cuento- es imposible.
¡Alegría!
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