A eso de las siete de la noche, un día cualquiera de octubre, estaba en la cocina de mi casa con mi abuela. Sonó el teléfono y ella me dijo: "Conteste que eso debe ser para usted". Evidentemente así lo era, pues era yo quien debería responder las preguntas de la encuesta Gallup.
Yo vivo con mi abuela y mi hermano. Ambos untarían sus diez dedos de las manos de tinta para volver a votar por el presidente actual. Ambos creen en las Fuerzas Militares, en el Ejecutivo más que en el Judicial, en la seguridad y en otras cosas. Yo casi nunca estoy en mi casa, se podría decir que voy a dormir pues la mayor parte del día estoy afuera.
Por cosas del destino, ese día llegué antes de las nueve de la noche y mi hermano, que es el que se tira por el teléfono, no estaba. Si mi abuela hubiera contestado, hubiera respondido: "No, muchas gracias. No me interesa", sin siquiera haber dado la oportunidad de hablar al otro.
Pues bueno, contesté yo. La encuesta se hace en Bogotá, Cali, la Costa Atlántica y Medellín. En esta última ciudad, se hacen aproximadamente 2.500 llamadas. Afortunadamente fui una de las que respondió. Aunque lo importante no es qué respondí sino qué me preguntaron.
Empezaron a cuestionarme por ciertos aspectos. Que qué pensaba de la pobreza, del costo de vida, del estado de las carreteras y su seguridad (que pregunta tan reeleccionista ¿no?), de la salud, de la educación, de la seguridad en general, de la economía, de las relaciones internacionales, del narcotráfico y de la guerrilla. Luego me quedé pensando por qué no me preguntaron por los paramilitares aunque no sé qué hubiera respondido.
Después siguieron preguntándome que qué opinión me merecía Uribe, Lula Da Silva, Chávez, Correa y Obama. No nombraron ningún otro presidente. También me hicieron preguntas acerca de ciertos personajes del país como Fernando Araujo, el General Padilla, Óscar Naranjo y Juan Manuel Santos.
Evidentemente no podía faltar la pregunta de por quién votaría si las elecciones fueran yo no sé cuándo. Los posibles candidatos por quienes me preguntaron son, en el mismo orden de la encuesta, Juan Manuel Santos, Noemí Sanín, Rafael Pardo, Gustavo Petro y Sergio Fajardo. Esa era una ronda. Luego vino la segunda en la que además de esos posibles candidatos, estaba Andrés Felipe Arias. ¿Por qué en otra ronda? Me atrevería a decir que eso cambia los resultados.
Prosiguieron con una serie de preguntas acerca del sistema judicial (literalmente), de la Corte Suprema de Justicia, del Congreso, de la Fiscalía, de los medios de comunicación, de los sindicatos, de la clase empresarial, del Banco de la República, de la Contraloría y Procuraduría, de la ONU y de la Iglesia.
Me hicieron unas preguntas que nunca me imaginé que cuestionaran debido a que cuando leía las respuestas de encuestas pasadas, publicadas en la revista Semana o El Colombiano, no aparecían sino el 10% de lo que en verdad es la encuesta. Siempre he querido saber qué piensa la gente de los medios de comunicación. Claro que no se puede generalizar a toda Colombia por unas 10.000 respuestas hechas sólo en tres ciudades y una región. Valiente gracia.
Pero bueno, no nos perdamos que es ahora que siguen las preguntas que más me impresionaron.
- Responda con un siempre, a veces o nunca a la siguiente pregunta. ¿Sacrificaría usted la justicia por la paz?
- Nunca.
- ¿Está usted en acuerdo o desacuerdo con la relación del presidente Álvaro Uribe y los Derechos Humanos?
- Desacuerdo.
- ¿Sacrificaría usted la libertad por la seguridad?
-Nooooooooooooo.
- Respecto a la actuación que debe hacer el gobierno frente a la guerrilla, ¿usted diría que se necesita un acuerdo de paz o la guerra?
- Acuerdo de paz.
La encuesta duró 15 minutos y eso que hice record, según me dijo mi entrevistador. Al final, no podía creer la clase de cosas que me habían preguntado. Con razón tanto énfasis en las palabras de mis profesores de periodismo cuando me dicen que hay preguntas que ya indican cierta respuesta. En esa encuesta, sólo se preguntó de los temas que giran en torno a la reelección y al actual presidente.
Lo más curioso es que cuando salieron los resultados, los medios de comunicación no alardearon tanto como con el famoso 84% de popularidad de Uribe. Claro, qué iban a gritar cuando Uribe pasó de un 84% a un 64%, su peor porcentaje en los siete años que lleva en la Casa de Nariño.
Yo vivo con mi abuela y mi hermano. Ambos untarían sus diez dedos de las manos de tinta para volver a votar por el presidente actual. Ambos creen en las Fuerzas Militares, en el Ejecutivo más que en el Judicial, en la seguridad y en otras cosas. Yo casi nunca estoy en mi casa, se podría decir que voy a dormir pues la mayor parte del día estoy afuera.
Por cosas del destino, ese día llegué antes de las nueve de la noche y mi hermano, que es el que se tira por el teléfono, no estaba. Si mi abuela hubiera contestado, hubiera respondido: "No, muchas gracias. No me interesa", sin siquiera haber dado la oportunidad de hablar al otro.
Pues bueno, contesté yo. La encuesta se hace en Bogotá, Cali, la Costa Atlántica y Medellín. En esta última ciudad, se hacen aproximadamente 2.500 llamadas. Afortunadamente fui una de las que respondió. Aunque lo importante no es qué respondí sino qué me preguntaron.
Empezaron a cuestionarme por ciertos aspectos. Que qué pensaba de la pobreza, del costo de vida, del estado de las carreteras y su seguridad (que pregunta tan reeleccionista ¿no?), de la salud, de la educación, de la seguridad en general, de la economía, de las relaciones internacionales, del narcotráfico y de la guerrilla. Luego me quedé pensando por qué no me preguntaron por los paramilitares aunque no sé qué hubiera respondido.
Después siguieron preguntándome que qué opinión me merecía Uribe, Lula Da Silva, Chávez, Correa y Obama. No nombraron ningún otro presidente. También me hicieron preguntas acerca de ciertos personajes del país como Fernando Araujo, el General Padilla, Óscar Naranjo y Juan Manuel Santos.
Evidentemente no podía faltar la pregunta de por quién votaría si las elecciones fueran yo no sé cuándo. Los posibles candidatos por quienes me preguntaron son, en el mismo orden de la encuesta, Juan Manuel Santos, Noemí Sanín, Rafael Pardo, Gustavo Petro y Sergio Fajardo. Esa era una ronda. Luego vino la segunda en la que además de esos posibles candidatos, estaba Andrés Felipe Arias. ¿Por qué en otra ronda? Me atrevería a decir que eso cambia los resultados.
Prosiguieron con una serie de preguntas acerca del sistema judicial (literalmente), de la Corte Suprema de Justicia, del Congreso, de la Fiscalía, de los medios de comunicación, de los sindicatos, de la clase empresarial, del Banco de la República, de la Contraloría y Procuraduría, de la ONU y de la Iglesia.
Me hicieron unas preguntas que nunca me imaginé que cuestionaran debido a que cuando leía las respuestas de encuestas pasadas, publicadas en la revista Semana o El Colombiano, no aparecían sino el 10% de lo que en verdad es la encuesta. Siempre he querido saber qué piensa la gente de los medios de comunicación. Claro que no se puede generalizar a toda Colombia por unas 10.000 respuestas hechas sólo en tres ciudades y una región. Valiente gracia.
Pero bueno, no nos perdamos que es ahora que siguen las preguntas que más me impresionaron.
- Responda con un siempre, a veces o nunca a la siguiente pregunta. ¿Sacrificaría usted la justicia por la paz?
- Nunca.
- ¿Está usted en acuerdo o desacuerdo con la relación del presidente Álvaro Uribe y los Derechos Humanos?
- Desacuerdo.
- ¿Sacrificaría usted la libertad por la seguridad?
-Nooooooooooooo.
- Respecto a la actuación que debe hacer el gobierno frente a la guerrilla, ¿usted diría que se necesita un acuerdo de paz o la guerra?
- Acuerdo de paz.
La encuesta duró 15 minutos y eso que hice record, según me dijo mi entrevistador. Al final, no podía creer la clase de cosas que me habían preguntado. Con razón tanto énfasis en las palabras de mis profesores de periodismo cuando me dicen que hay preguntas que ya indican cierta respuesta. En esa encuesta, sólo se preguntó de los temas que giran en torno a la reelección y al actual presidente.
Lo más curioso es que cuando salieron los resultados, los medios de comunicación no alardearon tanto como con el famoso 84% de popularidad de Uribe. Claro, qué iban a gritar cuando Uribe pasó de un 84% a un 64%, su peor porcentaje en los siete años que lleva en la Casa de Nariño.
1 comentario:
¿Por qué "la Costa Atlántica" -una región (aunque acá muchos prefieren hablar de "Región Caribe"- aparece enumerada junto a otras tres ciudades? Hay una diferencia de género ahí que no me cuadra ;)
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