La frase



“Tan real como una fragancia”.
Jorge Drexler, Eco.



lunes, abril 12

Six feet under ground

Dicen que cuando un médico entra muchas veces a la morgue se acostumbra al olor; que después de que una persona se baña constantemente con agua fría su cuerpo la soporta; que uno puede aprender a conllevar una pena amorosa después de unos cuantos desengaños.

Dicen que el hombre es de costumbres pero hay cosas a las que, simplemente, nunca se acostumbrará.
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Camina con cautela, midiendo cada paso que da. El borde izquierdo del zapato derecho no debe pisar la línea del frente. El cordón no puede servir de trampa al zapato izquierdo que se levanta con cautela para llegar a la siguiente baldosa.

La sucesión de un pie tras otro se repite consecutivamente siguiendo la lógica de un pie por baldosa. Cuando termina de caminar, se da vuelta atrás y enumera la cantidad de recuadros que acaba de pisar.

Seis, seis, seis...

Seis chandosos años tiene Elías. En seis termina la matrícula del carro de Clara Aguirre. 1206 era el apartamento de Santiago Calle. Seis puntas tiene la estrella de David. Seis se dicen que son los grados de separación. "Six feet under ground".

Seis, seis, seis...

Mira hacia el frente y nota que aún le falta mucho camino para llegar a las escaleras. Las escaleras la llevarán a otro lugar que nunca ha visto pero que definitivamente es abajo. Cuenta las baldosas que hay entre su lugar actual y al que quiere llegar: 666.

Si pudiera mirarse ahora mismo, vería su cuerpo balanceándose con un pie puesto en un recuadro de 26 cm al frente de su cuerpo y otro pie a 60 cm de distancia de su espalda.

Comienza de nuevo la cuenta esperando terminar las 666 baldosas con su paso torcido y sus manos haciendo equilibrio.

Seis, seis, seis...

Abre los ojos y siente un dolor en la cabeza, otro en la espalda y otro en el pecho. Mira a su alrededor. Su cuerpo está tirado en el piso. Mira hacia arriba, por instinto, buscando todo lo que se le ha perdido. Distingue la barra marrón de las escaleras. Ya llegó a abajo y no supo cómo. Con toda seguridad ese cordón hizo lo que no debería haber hecho.

No recuerda las 666 baldosas que debía atravesar, ni la simetría a cumplir, ni la organización de sus pasos, ni que quería llegar más allá de las escaleras.

Sólo recuerda un 12 de abril de 2004 y el tremendo dolor de espalda, como si tuviera una carga a la que no se ha podido acostumbrar.

1 comentario:

De voz, para vos dijo...

Me gusta mucho... MUCHO MUCHO... es real que mucho. No ser explícita es un éxitto. BESOS