Estando en cualquier lugar, empiezo a golpear un tarro intentando simular unas congas o unos bongoes. Aunque lo haya querido, nunca he estado en clases de percusión, pero los que saben me han dicho que podría empezarlas sin ningún problema, que me defiendo bastante bien con eso del ritmo.
Timidamente podría decir que mis pies y mis manos tienen ritmo. Un amigo me dice que lo de la arritmia cardíaca es una venganza por eso. Yo prefiero decir que eso se debe a que alguien me cambió el tiempo entre los latidos.
Definitivamente fue un hombre pero me gusta la idea de pensar que mis latidos siguen el ritmo de algunas canciones. Mi corazón es algo así como la guitarra de Are you gonna be my girl?, el inicio de Calaveras y diablitos o la canción Pa' bailar de Julieta Venegas con Bajo Fondo.
Con tal de que la arritmia no se me pase a los pies y a las manos, seguiré bailando y haciendo bulla hasta que me canse de hacerlo.
1 comentario:
No me parecés arrítmica.
Un abrazo de aquí a la Circular Tercera.
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