La frase



“Tan real como una fragancia”.
Jorge Drexler, Eco.



lunes, abril 19

Un color distinto


"Pss, pss. ¿Ya sabe por quién votar? Vea, le tengo el candidato. Y tome 7 mil pa'l fresco".

Acaban de montar a un partido entero (PIN) en el Congreso de la República. Han cambiado a su antojo los dirigentes de regiones como el Valle, la Costa Atlántica, la Pacífica, Antioquia y muchísimas más.

Una noche de 1970, los colombianos se durmieron con Gustavo Rojas Pinilla como su presidente, sin acabar el conteo aún. Los radios dejaron de transmitir. Al otro día, Misael Pastrana sería el nuevo habitante de la Casa de Nariño. Nunca se supo de dónde salieron los votos .

Ellos los compran por 7 mil pesos, por un mercado o por un puesto. Los compran porque se ven favorecidos con licitaciones entregadas en las manos para producirles millones y millones de pesos. Por algo les sale el negocio de comprar votos.

Los compran porque les sale la droga más fácil a otro país, porque los dejan de perseguir y porque les dan beneficios.

No venda su voto y vote por convicción. No se queje más, haga lo mínimo que puede hacer. Vote, así sea en blanco.

No venda su voto, no entregue lo que usted puede querer del país a otra persona. Si no está de acuerdo con ningún candidato, exprésese y vote en blanco.

Yo no le voy a decir mentiras, se lo digo de frente, yo sí creo en un candidato. Mi candidato es Antanas Mockus. Sí, yo sé que es un soñador, pero eso es lo que necesitamos. Necesitamos a alguien que nos diga que la educación sí es posible, que el trabajo sí se puede mejorar, que es necesario ponerle cuidado a eso del agro.

Yo, al igual que Mockus, sueño con un país que no tenga corrupción. En ese país, el DAS (a cargo de Uribe en el momento) no investiga ilegalmente a los de la rama judicial, a periodistas y a investigadores. En ese país, se piensa más en el bien colectivo que en unos pesitos de más en el bolsillo de uno.

No se preocupe, Mockus no es guerrillero, deje de pensar sólo en el blanco o en el negro. Piense distinto, algo como verde. Anímese, Mockus no es politiquero, se le nota a leguas con las respuestas que da porque no son de cajón. Ha dicho muchas veces que no le cederá ni un centímetro a las FARC. Él es soñador porque sabe que la solución del país debe ser integral. Esa solución debe tener la seguridad, que la promete, pero también está la salud, la educación, el trabajo, la alimentación, la vivienda, el conflicto (que no es sólo las FARC) y muchísimas cosas más.

No venda su voto y vote a conciencia. Santos nunca ha dicho que luchará contra la corrupción, sólo se ha lamentado por lo sucedido en este gobierno pero no ha dicho que no lo repetirá. Además, él era uno de los directos responsables de lo que usted conoce como Falsos Positivos. ¿Qué pasó? Nada, sólo se lamentó.

Piense distinto y mire a su alrededor. La corrupción sólo ha hundido a este país. No venda su voto por 7 mil pesos, por un mercado o por un puesto. Convénzase de lo que usted cree que es mejor para el país y para usted.

No le de miedo, sueñe con un cambio que puede hacerse realidad. No deje que la corrupción y la compra de votos monten al presidente que menos nos conviene. No se abstenga y vote por lo que más le convenza pero vote. Yo, votaré por Mockus y ya le dije por qué.

lunes, abril 12

Six feet under ground

Dicen que cuando un médico entra muchas veces a la morgue se acostumbra al olor; que después de que una persona se baña constantemente con agua fría su cuerpo la soporta; que uno puede aprender a conllevar una pena amorosa después de unos cuantos desengaños.

Dicen que el hombre es de costumbres pero hay cosas a las que, simplemente, nunca se acostumbrará.
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Camina con cautela, midiendo cada paso que da. El borde izquierdo del zapato derecho no debe pisar la línea del frente. El cordón no puede servir de trampa al zapato izquierdo que se levanta con cautela para llegar a la siguiente baldosa.

La sucesión de un pie tras otro se repite consecutivamente siguiendo la lógica de un pie por baldosa. Cuando termina de caminar, se da vuelta atrás y enumera la cantidad de recuadros que acaba de pisar.

Seis, seis, seis...

Seis chandosos años tiene Elías. En seis termina la matrícula del carro de Clara Aguirre. 1206 era el apartamento de Santiago Calle. Seis puntas tiene la estrella de David. Seis se dicen que son los grados de separación. "Six feet under ground".

Seis, seis, seis...

Mira hacia el frente y nota que aún le falta mucho camino para llegar a las escaleras. Las escaleras la llevarán a otro lugar que nunca ha visto pero que definitivamente es abajo. Cuenta las baldosas que hay entre su lugar actual y al que quiere llegar: 666.

Si pudiera mirarse ahora mismo, vería su cuerpo balanceándose con un pie puesto en un recuadro de 26 cm al frente de su cuerpo y otro pie a 60 cm de distancia de su espalda.

Comienza de nuevo la cuenta esperando terminar las 666 baldosas con su paso torcido y sus manos haciendo equilibrio.

Seis, seis, seis...

Abre los ojos y siente un dolor en la cabeza, otro en la espalda y otro en el pecho. Mira a su alrededor. Su cuerpo está tirado en el piso. Mira hacia arriba, por instinto, buscando todo lo que se le ha perdido. Distingue la barra marrón de las escaleras. Ya llegó a abajo y no supo cómo. Con toda seguridad ese cordón hizo lo que no debería haber hecho.

No recuerda las 666 baldosas que debía atravesar, ni la simetría a cumplir, ni la organización de sus pasos, ni que quería llegar más allá de las escaleras.

Sólo recuerda un 12 de abril de 2004 y el tremendo dolor de espalda, como si tuviera una carga a la que no se ha podido acostumbrar.

domingo, abril 11

Historia patria


Un amigo me dijo alguna vez que vio mi nombre escrito en la parte trasera de la puerta de un baño público en la Séptima. Otro me contó que leyó en letras grandes, en una pared de la Plaza Barrientos, que yo vivía.

Las profesoras dicen mi nombre una y otra vez, como si fueran una grabadora, mientras los estudiantes de octavo grado se van durmiendo pensando en la niña del lado.

He visto mis fotos en un billete que ya está fuera de circulación, en las revistas y en uno que otro periódico.

Existen países enteros que dicen unirse en mi nombre y defender mi "legado".

En algunas marchas se gritan esas letras que conforman mi seudónimo y muchos son los que sólo conocen eso de mí. Todos siguen haciendo lo mismo después de 200 años y nadie ha podido entender que yo, Simón Bolívar, sólo soy un español nacido en tierras americanas con ganas de poder.