La frase



“Tan real como una fragancia”.
Jorge Drexler, Eco.



miércoles, octubre 7

La decoloración

El café de siempre les sirve de lugar de encuentro. Las ventanas empañadas impiden ver la soledad de las nevadas calles. Adentro, dos personas sentadas tomando su cappuccino habitual.

-El día está pálido -dice ella.
-Un día nunca está pálido -responde él.
-Claro que sí, en estos momentos y en este gobierno los días siempre son pálidos.


Después de varios cappuccinos, los dos entablan la primera conversación de la mañana.

-Es gracioso que ahora no se respete nada, ¿no crees?
-Yo pienso que sí se respeta... todo lo que no sea política ni derechos.
Hace unos días me reuní con unos compañeros que no veía desde hace algunos años. Debido a sus profesiones, hablamos de cosas totalmente ajenas a la política -Ella toma un trago de cappuccino para calentarse un poco-. Hablamos de muchas cosas: de nuestras vidas, nuestros trabajos y tantos temas más.

En la mesa en la que estábamos sentados (que incómodas son las mesas), había un periódico. Laura empezó a hablar de las profesiones. Que la economía estaba en todo, que si ella y Mateo se unieran, serían un peligro, porque una economista y un contador pueden desfalcar la empresa que quieran. Luego empezó Natalia a hablar de su ingeniera financiera. Que las derivadas, que los límites y otras cosas que mi "vocación" periodística no me permiten recordar.

Cuando ya ellos se habían reído solos, el diseño gráfico que había aprendido Diana la impulsó a señalar un artículo del periódico (que curiosamente había escrito yo) y dijo: "¿A que no saben qué fuente es esa? Apuesto lo que sea que nadie puede decirme el nombre de esa letra".

Después de ese comentario yo me reí y les conté que yo sólo podía pensar en las personas que dieron la información, en las fuentes, y no en el tipo de letra. Todos comenzaron a reír.

Puedo asegurar que eso no pasaría en cuestiones políticas. Ojalá algún día uno dijera que es de derecha o de izquierda, que es comunista o anarquista y la gente entendiera tan bien como lo hace con las cosas que le agradan.


El día no ha dejado de ser opaco. A lo lejos se ven los nubarrones que auguran más lluvias.

-¿Por qué mejor no nos vamos ya para algún lugar menos público? Dice él, mientras termina su cappuccino.
-...
-Digo, por eso de lo pálido que se van poniendo las cosas pero...
-Sí, tienes razón. Allá sí te podré decir mis pensamientos, en vez de estar contándote pendejadas. Vámonos antes de que también empalidezcamos nosotros.

No hay comentarios: